miércoles, 16 de junio de 2010

Pajaros mojados, El recuerdo. Desconocida, pero muy buena.

Toc... Tac tac. ¡Toc! toc... toc toc tac...
La calle está empedrada, y húmeda,
huele a geranios bebiendo en las ventanas, a persianas bajadas,
aire frío... cada paso es diferente, de otro color.
Al principio eran más marrones, alguno negro se colaba con un tropezón,
un par de pasos rojos, que rápidamente corregían el rumbo.
Ahora son verdes, tranquilos, pero desiguales.
La calle en cambio es la misma, llevo horas andando, ¡pero es la misma!
hay un perro soberbio echado al resguardo en el quicio de una puerta, que me mira imperturbable con las cejas enarcadas, seguramente está pensando que soy tonto,
porque resopla cada vez que paso por su lado.
Hoy quiero perderme, pero no puedo.
Pasan los años y el Recuerdo es cada vez más pesado, se pierden aromas, gestos, instantes... saltan suicidas desde el filo de los ojos, al vacío, ahogados de respirar el aire espeso de la memoria.
Por eso me pierdo, y conmigo mi tiempo, para dejar espacios libres para el Recuerdo, parques al sol con algún banco solitario donde sentarse a leer, fuentes con peces, flores, columpios... para que esté tranquilo, para que no se vaya.
Pero hoy no puedo, porque ya no quiere parques.
Ésta mañana me despertó llorando, me daba golpes en el pecho, ¡no quiere estar solo! ¿Y qué puedo hacer yo?- le dije, pero no contestó, se fue sollozando a pasear por las calles empedradas, bajo la lluvia, mirando al suelo. Si no hago algo, me dejará el Recuerdo.

Tac tac ¡toc!.. Toc tac..

1 comentario: